El ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca Díaz, comenzó su intervención haciendo referencia a la situación generada por la COVID-19 a escala internacional, creando una crisis económica cuyo tiempo de duración es incierto.
“Los estudios muestran que existe una contracción en la economía en el mundo desarrollado, pero también en el subdesarrollado. En la región, los pronósticos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) son muy preocupantes en el sentido de la contracción económica y social, así como sus consecuencias: desempleo, pobreza y hambre”.
En Cuba, señaló Malmierca, donde el sistema social protege a la población como primera prioridad, podremos enfrentar la crisis de otra manera. “Por eso, debemos comenzar la recuperación económica desde esta primera etapa”, dijo.
Cuba es un país con una economía muy abierta, que fomenta el comercio exterior y las relaciones internacionales, comentó.
“Cuando muchas voces en el mundo alaban la solidaridad cubana y los servicios médicos cubanos, hay quien trata de denigrar esta cooperación por manipulaciones políticas”, valoró.
Malmierca explicó que los objetivos durante la primera etapa de recuperación están encaminados a consolidar los resultados en el enfrentamiento a la COVID-19 y evitar rebrotes, “lo que implica limitaciones en el movimiento transfronterizo de personas y en el funcionamiento normal del comercio exterior”.
Con vistas a regresar gradualmente a la normalidad, el ministro subrayó que un elemento fundamental es el fortalecimiento de la economía. “En consecuencia, desde la primera etapa debemos preparar las condiciones para la recuperación económica, que en la segunda debe permitirnos enfrentar un escenario mundial de crisis económica prolongada”, precisó.
En ese sentido el titular insistió en la necesidad de acelerar el proceso de implementación de los lineamientos aprobados por el Partido Comunista de Cuba y la Asamblea Nacional del Poder Popular, así como eliminar trabas que obstaculizan la liberación de las fuerzas productivas.
Malmierca señaló que la crisis generada por la pandemia brinda oportunidades que se deben aprovechar, como “la promoción de las exportaciones de bienes y servicios, la sustitución efectiva de importaciones y la atracción de la inversión extranjera, las cuales juegan un papel importante en los esfuerzos por fortalecer nuestra economía”.
Con vista a estos propósitos, el ministro informó que ya se han tomado algunas medidas que se mantendrán desde la primera etapa, y se trabaja en la paulatina implementación de otras:
- Se mantendrá el procedimiento para la atención al personal extranjero que se desempeña en la actividad de comercio exterior, la inversión extranjera y la colaboración internacional para enfrentar la propagación de COVID-19. Esto incluye a sus familiares.
- Se extenderá la prórroga, actualmente vigente hasta el mes de julio, a los trámites de las representaciones y sucursales de empresas extranjeras establecidas en Cuba al amparo del Decreto 206.
- Se continuará flexibilizando el otorgamiento de facultades de exportación e importación de determinadas nomenclaturas a las empresas estatales, como parte de los esfuerzos por perfeccionar la empresa estatal socialista.
“La concentración de compras, conveniente en determinados productos de amplia demanda, no puede convertirse en una traba para las empresas cubanas”, explicó el ministro.
- Se crearán incentivos económicos para la exportación, pues “mientras persistan los problemas derivados de la dualidad monetaria y cambiaria, es necesario la introducción de medidas fiscales y otras facilidades que estimulen a la exportación, tanto de bienes como de servicios”.