Artemisa

Con la publicación del denominado prescalafón, esta semana inició en la enseñanza secundaria básica el proceso de continuidad de estudios de los alumnos de noveno grado, otro momento de la ininterrumpida recuperación docente que vive Cuba, luego de las pausas que impuso la covid-19 a las clases presenciales.

No pocos recuerdos le devuelven el amor por Fidel a la maestra Sonia Margarita Victores Canales, una guanajayense que ha entregado la mayor parte de su existencia a formar el futuro. Ella no lo asume como responsabilidad; más bien es la forma que encontró para restituir tanto a su Patria, pedazo de tierra que honra con desvelo.

Durante el mes de noviembre la Contraloría Provincial realiza un proceso a captación de estudiantes de tercer año de Contabilidad y Finanzas, en la Enseñanza Técnica Profesional, que deseen matricularse en el V Curso de Especialización en Auditoría, a comenzar en el venidero período lectivo.

Tenían razón nuestros maestros cuando en medio de la angustia o las travesuras nos hablaban de lo extraordinario de ser estudiantes. Repetían una y otra vez: “disfruten esta etapa; una vez fuera de la escuela, extrañarán tantos trajines”. Adolescentes al fin, lo veíamos lejano e incierto; era imposible notar cómo el tiempo pasaba frente a la pizarra, entre libros, lápices, notas y saberes.

Si nuestras calles vuelven a ser por estos días bullicio de gente que va y viene, fiesta multicolor de los pequeños que retornan al reencuentro con el pizarrón, y esperanza de un país que apuesta por una nueva normalidad es, en buena medida, porque en la «proa» de ese empeño colectivo han estado, con su fuerza descomunal, los estudiantes cubanos.